Sin instructivos, ni nombres originarios, en idiomas indígenas, la matriz para elegir representantes legislativos, simplemente no ha tomado en cuenta la existencia de los pueblos originarios, en la Provincia con mayor cantidad poblacional de indígenas.
A la persona originaria no se la considera como un actor político que pueda ser elegido por sus pares, ni siquiera se lo toma en cuenta como un activo participante de las políticas públicas de incidencia directa en las comunidades que habitan, sobre todo en la ruralidad, alejados de las zonas urbanas.
Del “indio” ni siquiera el sistema electoral, político, se acuerda, pues en clara muestra de absoluta discriminación, no existen en las pantallas del voto electrónico, las boletas en idiomas originarios.
Están obligados por la hegemonía cultural de los Poderes provinciales; a acatar las ofertas electorales y las instrucciones del voto por máquina, sólo en versiones del español con los que fueron realizados.
Como hace siglos desde la colonización, las autoridades electorales, han ignorado la existencia de ciudadanía con cultura distinta a la mayoritaria.
El territorio y los saberes ancestrales fueron ocultos para las elecciones del próximo 15 de agosto, en la provincia de Salta.
Un sólo sector partidario contempló propaganda electoral en idiomas indígenas y es porque tiene candidatos de los pueblos que habitan en el Chaco Salteño, el Frente Grande liderado por Elia Fernández en Salta.
Por su parte, Diego Saravia, un científico en materia de Informática, crítico del voto por boleta electrónica que se utiliza en Salta y candidato a Constituyente por el Frente Grande, consideró que este “pendiente” del uso idiomático indígena en todo material informativo gubernamental, debió ser resuelto ya hace mucho tiempo.
Saravia se considera a sí mismo como “Profesor de la UNSa en Física y Energías Renovables. Creador de Software. Opositor al voto electrónico” la falencia o la omisión de la Justicia electoral sobre este aspecto inherente al uso y costumbre de pueblos ancestrales es su punto más fuerte en contra de todo un sistema electivo dudoso.
