Entrada la tarde del sábado, cuando debían cerrarse las listas para los cargos legislativos de senadores, diputados y concejales, los llamados se iban sucediendo y los voceros de los partidos, tanto los oficiales como los que ofician de «informantes paralelos», señalaban del mismo modo sobre quienes serían los y las candidatas. Si era varón, el detalle iba con nombre y apellido. En cambio, si era mujer se aplicaba el genérico: «y una mujer».
Así las cosas, la situación quedó evidenciada: las leyes de paridad de género son insuficientes si no van acompañadas de un cambio de perspectiva de los y las ciudadanas.
De las 10 listas para senadores, 4 están encabezadas por mujeres. En diputados fue el 23% de las 13 listas, y para las lista del Concejo fue el 28% de las 25.
La primera iniciativa provincial que apuntaba a la paridad se dio en 1997, que modificó el régimen electoral y estableció que los partidos y alianzas no podrán incluir en sus listas de candidatos «más del 70% de personas del mismo sexo, debiendo ubicarse cada 2 candidatos de igual sexo, uno como mínimo del otro sexo». Sin embargo, esta norma se prestaba para las «discriminaciones sutiles», tan utilizadas en los techos de cristal para disfrazar que no se da un ascenso o un cargo alto a una mujer por razones de género. Con la vieja norma, entonces, solo ingresaba una mujer cuando habían tres cargos.
En 2016 se sancionó la ley provincial 7.955 que intentó erradicar estas «sutilezas» y reglamentó que se intercalen los candidatos por género. A nivel nacional la ley de paridad 27.412 planteó lo mismo, pero para cargos nacionales. Pero si uno se remonta a cómo nació la ley nacional, percibe la puja: fue sancionada al filo de perder el estado parlamentario, tratada sobre tablas el 2017.
Con este marco normativo el cierre de listas de este año, sin las PASO, sistema con el que los electores elegían los y las candidatas, los debates en los partidos y frentes fueron más hostiles y si bien se apuntó a cumplir con la ley, la mayoría de las listas fueron encabezadas por varones. Incluso la disputa se percibió al filo del cierre de listas y Malvina Gareca tuiteó sobre el «oportunismo».
En el saencismo el lugar que ocuparon las candidatas fue casi un «espasmo» y de 18 listas presentadas por Gana Salta y Unidos por Salta, en solo dos encabezan mujeres, y no en las bancas de mayor jerarquía, sino en las del Concejo. Una con Malvina Gareca, militante feminista de Mumalá, y la otra por Candela Correa que comenzó a hacer su campaña también desde el feminismo.
«Los cierres de listas, siendo mujer, no ha sido nada fácil», reconoció Gareca luego del agitado día. «En los lugares jerárquicos no solemos ser las que encabezan estos roles, y esto también se ve en la hora de conformar las listas. Somos pocas encabezando», lamentó.
Quienes más mujeres postularon fueron los sectores kirchneristas y de izquierda. El frente Partido Obrero-MAS fue con mujeres encabezando la lista para los tres cargos. Desde el espacio advirtieron que no es que se haya tenido que debatir, sino que surgió de forma natural, ya que la mayoría de las militantes son mujeres.
Violeta Gil, que encabeza la nómina en diputados, advirtió que muchos utilizan un reclamo genuino de las mujeres como el de mayor participación política «para lavarse la cara». Y agregó: «Si las ponen, luego esas mujeres deben ejecutar políticas que van contrarias al género como sostener a jueces impunes que ahora quieren inamovilidad. El aparato represivo vinculado al poder político y el poder de la Iglesia».
En otros espacios, en cambio, ni siquiera parece haberse debatido y de las tres listas para cargos legislativos que presentó Juntos por el Cambio + y la UCR, en ninguna encabeza una mujer.
El kirchnerismo mostró un criterio uniforme: el Frente de Todos lleva a tres mujeres en sus cuatro listas. «Si no encabezamos no podemos ser conocidas. El pueblo vota lo que conoce. Es difícil que las dirigentas mujeres si no son conocidas puedan ganar elecciones y puedan hacer efectiva la paridad», destacó Pamela Ares, quien encabeza la nómina para el Senado. Además hizo extensiva su crítica a la conformación del gabinete provincial actual: «Hay una sola ministra», advirtió.
María Lapasset, quien encabeza la lista para la Cámara Alta en el otro frente K, Salta de Todos, destacó el acompañamiento de sus compañeros: «Era esencial que la mujer tuviera un rol preponderante y tuvimos gran apoyo de los compañeros varones, sin ellos no hubiera sido posible llegar a estos acuerdos».
Lapasset aseguró percibir un «avance» en este sentido. «En relación con elecciones anteriores, creo que es un cambio en lo cultural que es lo que más cuesta», dijo.
Aunque a la par resaltó que este logro es también fruto de la división del Frente de Todos. «Es también por la división del espacio, ya que venimos de la separación de un sector que no daba mucho lugar a las mujeres. La ley de paridad ayuda, pero no alcanza sin conciencia», destacó la médica. Más allá del resultado final, el acuerdo en el Frente no fue aceitado y mantuvo negociaciones hasta alta horas de la noche.
Los solitarios no escaparon al debate. «A la mujer siempre le cuesta la inserción en la política. A mí me tocó desenvolverme en Copaipa, una institución que años atrás era muy masculina», destacó Marianela Ibarra, actual presidenta del Copaipa y cabeza de lista para senadora por el partido de Biella, Salta Independiente.