A días de cumplir su primer año de mandato, Gustavo Sáenz se enfrenta a su peor momento político. Su imagen, que ya venía en caída, pasó por un leve estancamiento durante el período octubre/noviembre, sin embargo, tras la meseta en la que entró la pandemia en Salta, comenzaron a notarse otros problemas que antes pasaban desapercibidos, esto corrió el velo de la opinión pública en detrimento de la imagen de Sáenz.
Un nuevo estudio de la consultora DC Consultores, con base en la ciudad de La Plata, pero que realiza estudios periódicos a lo largo y ancho del país, expresó el descontento de los salteños con la clase política de Salta en su conjunto. El énfasis estuvo puesto sobre tres figuras: Sáenz, Bettina Romero y Alberto Fernández, quienes encarnan el brazo ejecutivo en los tres niveles de gobierno, local, provincial y nacional.
Lamentablemente, la figura destacada es Gustavo Sáenz. Diciembre arrojó datos muy negativos sobre su imagen, con una estrepitosa caída respecto de meses anteriores, marcando tan solo un 27,9% de imagen positiva, con un 38,2% de imagen regular y un 32,6% de imagen negativa, dejando el 1,3% restante para quienes no tienen una opinión formada. Los datos fueron obtenidos sobre una base de 615 casos y con un margen de error del +/-2%.
La última medición que DC Consultores realizó sobre la figura del gobernador de Salta fue finalizando el mes de octubre, arrojando un 34,2% de positiva, un 39,7% de regular y un 25,1% de negativa. La tendencia de estos números se había sostenido en los lapsos de agosto, septiembre y octubre. Los números se aplanaron gracias a la meseta en el crecimiento de casos de coronavirus. Sin embargo, esto jugó como un arma de doble filo, ya que corrió la mirada de la opinión pública a otras problemáticas, desnudando las falencias de la gestión de Gustavo Sáenz en el resto de las áreas de gobierno.

FACTURAS TRUCHAS
El escándalo por las facturas apócrifas emitidas desde la municipalidad de Salta, según marcan las investigaciones, y esto último en relación a la dirección IP desde donde fueron confeccionadas electrónicamente, es un tema muy sensible. Fue reflotado durante las últimas semanas mediante una escandalosa y mediática pelea entre dos diputados nacionales, Andrés Zottos y Martín Grande. Dicha discusión reflotó el tema e impactó directamente sobre la imagen de Sáenz, ya que sucedió durante su mandato al frente de la municipalidad de Salta y, dado los millonarios montos en juego, la opinión pública entiende que es imposible que el ahora gobernador, no haya estado al tanto de lo que sucedía en el mismísimo living de su casa. Por lo contrario, se notó muy poca voluntad por parte del actual gobernador para que la causa avance.
Sobre este punto, las respuestas son duras: “Deben renunciar todos los involucrados”, “Como siempre queda en la nada” y “nadie hace nada por miedo”, fueron las respuestas con mayor porcentaje.

ECONOMÍA y POBREZA
Respecto del manejo de la economía, un 37,3% manifestó estar peor que hace un año, el 26,1% aseguró que está peor a cada año y el 22,8% está peor que hace 4 años. Solo un 3,6% dijo estar mejor que el año pasado. La pobreza creció con fuerza en todo el país, y con particular virulencia en la provincia de Salta.
La opinión pública castigó con fuerza, no solo al presidente Alberto Fernández, sino también al gobernador Gustavo Sáenz. Se entiende que ambas figuras son responsables directos de la situación económica del país y, en consecuencia, de la provincia de Salta.
Sobre ese punto, el licenciado Aníbal Urios, director de DC Consultores, dijo que: “Nosotros consideramos que la caída (de la imagen de Gustavo Sáenz) viene en sintonía con la caída del presidente. A esto lo están pagando los gobernadores afines, y Gustavo Sáenz es uno de ellos. La pandemia puso en evidencia temas inconclusos e irresueltos. Además, la pasividad de los gobernadores ante la prolongada cuarentena ha impactado directamente con su imagen. Sáenz no supo absorber y canalizar la demanda urgente en cuanto a lo económico y salud de la población, se los comió la disyuntiva, de alguna manera. Privilegiaron mantenerse en lo estricto de la cuarentena y no flexibilizar ni planificar como para abordar los problemas de fondo ni la situación de cuarentena”.

PACIENCIA
Este es un punto sensible, representa el grado de “tolerancia” de la opinión pública respecto de la gestión Sáenz. El número, además de muy bajo, es preocupante. La medición arroja un 4,8%. En este punto, la consulta aclara que la puntuación debe efectuarse del 1 al 10, y dado que los afines políticamente suelen puntear con 10 siempre, si el resultado baja de 7, los datos son negativos, ya que significan que muchos consultados opinaron por debajo del 3, e incluso el uno o el dos. Que la marca obtenida sea un 4,8 es un semáforo en rojo para el actual gobernador de Salta. Existe un quiebre de confianza, la gente ya no cree en él.

EDUCACIÓN
El 45% de los consultados opinó que “Como siempre muy malo”, esto es un detonante. La gestión Sáenz inició con un áspero conflicto con el sector docente, el ministro de Educación, Matías Cánepa, fue el problema y estuvo lejos de ser parte de la solución. Queda desnudo otro de los desaciertos del gobernador salteño, un gabinete que no funciona ni nunca pudo arrancar.
El 34,9% de los consultados culpó a la falta de conectividad, o sea, ni mas ni menos que falta de planificación. En materia de educación no se hizo nada durante la pandemia, solo se acataron las medidas del gobierno nacional. Salta, debido a su geografía y espectro socio económico, es diferente. Los alumnos perdieron un año y a esto la gente lo sabe. No hay responsabilidad docente. El esfuerzo demostrado por los mismos fue histórico, quedaron solos y muchos trabajaron 24hs al día. Ese esfuerzo jamás fue reconocido.

LO QUE VIENE
Quedan aún 3 años de gestión Sáenz. Y sobre el gobernador recae la responsabilidad de mejorar la situación general de la provincia. Las estadísticas arrojan números desastrosos, y más si se tiene en cuenta que Sáenz llego a medir un 73% de imagen positiva. El camino es cuesta arriba y requiere de cirugía pesada, algo que -de momento- Sáenz no desea hacer. Sin embargo, cada segundo de demora insistiendo en un equipo carente de ideas y objetivos claros, y que además ya demostró no funcionar, solo provocará más y más problemas. A estos problemas normalmente los paga la gente de a pie, con pobreza. Queda poco tiempo.