martes, octubre 22, 2024

Los Originarios no comen vidrio: “No estamos felices nosotros”

Una de las frases más famosas del genio Albert Einstein, reza: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. El gobernador Gustavo Sáenz y su gabinete, subestimaron a los representantes de los pueblos originarios, como resultado empeoraron las negociaciones.

Completamente convencidos de que mediante una foto en Instagram se solucionarían los problemas, el gabinete de la provincia de Salta, y el gobernador Gustavo Sáenz, apresuraron la difusión de las reuniones mantenidas en el día de ayer, pretendiendo mostrar gestión y entendimiento, sin embargo, los caciques no son tontos ni compran espejitos de colores. El problema, lejos de solucionarse, va tomando nuevas dimensiones y la decisión de los miembros de U.A.C.O.P (Unión Autónoma de Comunidades Originarias del Pilcomayo) es tajante: hasta no tener una firma no se irán.

Los representantes de pueblos originarios ya soportaron demasiado, y como muestra sobran los casi 30 niños muertos por desnutrición entre diciembre de 2019 hasta la semana pasada. Los primeros meses del año se realizaron algunos cortes de ruta y amenazas de protestas, pero la cosa se puso seria hace dos semanas, cuando se inició una caminata desde los más recónditos parajes del chaco salteño, con destino a la capital.

La orden de Sáenz fue desarmar dicha acción, con este fin enviaron primero representantes hasta Tartagal. Tras la negativa a detenerse, y ya ganando lugares en los medios continuaron. Fue el propio Gustavo Sáenz quien los interceptó en Pichanal. Un costoso operativo, con varios ministros y secretarios, fotógrafos y camarógrafos, dispuesto para mostrar negociación y solución de problemas, pero no funcionó, los caciques seguirían su marcha. Entonces Sáenz obtuvo una victoria pírrica, logró que al menos los originarios subieran a un colectivo y dejen de caminar.

Este mecanismo sirvió para ganar tiempo y alejar a los medios de Buenos Aires, la marcha de los originarios perdería espectacularidad, pero el problema de fondo siguió ahí, latente.

Esa noche los alojaron en el hogar escuela, frente a la terminal de ómnibus, y al otro día, temprano, los desalojaron. La idea del gobernador Sáenz era subirlos a un colectivo y llevarlos a Grand Bourg lo antes posible, para sacarse una fotografía que les permita decir en las redes sociales que estaba todo perfecto, y el nudo se había desatado. Lejos de esto, los originarios no se movieron, y además denunciaron la movida. El ministro en apuros, Ricardo Villada, negó se los haya desalojado, pero Agenda/Salta pudo grabar el momento exacto en que un cacique se lo hecha en cara. El ministro de Derechos Humanos mintió y lo supo toda la provincia, lo puede ver aquí, en este enlace.

Transcurrida una semana, con idas y venidas, los caciques deliberaron y decidieron reunirse con el gobierno de Salta, y ayer formalizaron su petitorio. El mismo incluye 20 puntos, los mismos no son negociables.

Una vez más, Sáenz subestimó a los originarios, y antes de que la reunión comience, ya se habían disparado en todas las redes oficiales del gobierno de Salta las imágenes de la reunión. El titulo fue “El Gobierno continúa promoviendo el diálogo con las comunidades originarias procurando su desarrollo”, un título mentiroso. “promover el diálogo” y “procurar desarrollo”, generalidades, lindas palabras para no decir nada, verborrea al servicio de la retórica.

Ya sin Sáenz, que no participó de toda la reunión -solo estuvo para las fotos-, ni firmó ningún compromiso, quedaron los ministros, el fallido gabinete saencista, con más tocados y hundidos que partida larga de batalla naval. Los mismos tampoco firmaron compromiso alguno. Todo marchaba pacíficamente bien, hasta que les tocó hablar a los originarios para cerrar la reunión.

El presidente de U.A.C.O.P., Abel Mendoza, con mucha paz y tranquilidad, y además dando un discurso en las dos lenguas, dijo tajante: “Bueno, este, más allá de todo les quiero aclarar que no estamos felices nosotros”, en ese instante las sonrisas se desdibujaron, el cacique prosiguió: “porqué nosotros queríamos ver un papel firmado, un acuerdo. Es muy triste el no llevar un buen mensaje hacia las comunidades”.

Tras estas duras palabras, Mendoza repitió el discurso en su lengua materna, tras lo cual anunció eso que nadie en el gobierno de Salta quería escuchar: “lamentablemente voy a decir a mi gente que nosotros no se vamos a ir de acá, porqué lo que queremos es que haya al menos un papel firmado que diga una vivienda para Santa Victoria, Embarcación, Tartagal, eso nosotros necesitamos. Lamentablemente no fue lo que encontré, lo que me dieron. Así que hermanos, estamos todos de acuerdo, vamos a permanecer acá hasta que se solucione este problema”.

“Han intentado detenernos en Coronel Cornejo, luego en Pichanal nos dimos cuenta de que esto iba a ser palabras nomás ¿si? De manera que yo no me siento contento, porque vengo trabajando durante mucho tiempo, conozco de que las gestiones siempre han sido de esta forma, por lo tanto yo me voy a comprometer con mi pueblo, de que hasta que no nos den la solución, hasta que no nos den la respuesta, no vamos a salir de la ciudad de Salta”, amenazó, con firmeza, el cacique Gervasio Barbieri, vicepresidente de la Unión Autónoma de Comunidades Originarias del Pilcomayo.

Además, Barbieri dejó en claro que “la intención nuestra desde allá a sido caminar desde Santa Victoria hasta la ciudad de Salta, no que nos detengan como han hecho con los hermanos de Embarcación, los hermanos de Tartagal, los hermanos que han estado con nosotros. Vino el colectivo, nos han levantado, esa es una bronca que a nosotros nos da, porque no es así. El gobierno lo que tiene que hacer es cumplir con el compromiso, no con palabras, sino con papeles”.

Gustavo Sáenz jugó a las fotos, creyendo que los caciques se sentirían honrados de que el hombre blanco los haga sentar en su mesa, y así podría apurar el regreso de los originarios al monte, en donde no molestan. Nada más lejano, los caciques, ayer, los trataron de mentirosos y estafadores y fueron más allá. Sin una firma en papel nosotros no nos vamos, les dijeron en la cara. Falta de gestión, de conocimiento del paño y de voluntad para zanjar las diferencias. Los originarios se quedan en Salta, no hay solución al problema.

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